miércoles

Conjuntivitis














Llora el sol a través de mi ojo,
pupila roja,
el alba en todos los rincones, pincha.
Llora el sol a través de tus ojos,
iris de sangre,
la noche en todos los huesos, duele.
Llora el sol en las despedidas,
en las avenidas solas,
en los amores de alcantarilla.
Llora mi boca contra la tuya,
ojos dentro de ojos
y mosquitos en las costillas.
Llora el sol a través de mi ojo,
cuando amanezco,
tu cara es un rayo de vidrio, conjuntivitis.



jueves

Alas













Sabrán de mi gusto por lo roto y marchito,
aún bello, revuelto en arcoíris.

Sabrán de mi goce por lo áspero y crudo,
aún dulce, preñado de jazmines.

Sabrán de mi amor por lo que sangra y escupe,
aún dócil, de sexo en las rodillas.

Sabrán también de barcos y ceniza,
de postales.
De todo lo que pesan sus alas en mi espalda.



miércoles

Víctima


(Del lat. vĭctima).

1. f. Persona o animal sacrificado o destinado al sacrificio.
2. f. Persona que se expone u ofrece a un grave riesgo en obsequio de otra.
3. f. Persona que padece daño por culpa ajena o por causa fortuita.
4. f. Persona que muere por culpa ajena o por accidente fortuito.

(RAE).


Y la gente acercándose en silencio, tímidamente, con la cabeza inclinada. Yo que soy la gente. Y toda la gente revolcándose en mi jaula. Recuerdo el portazo y los vidrios cayendo, el perfume a ceniza que prostituía los sábados, las agujas del costurero y las camisas descosidas. Recordando agujas y agujas. Recordando cómo pedía que me callara. El aliento negro, el ojo de fuego; la noche sin prejuicio, nombres ni piedades. Aquella noche, aquella noche entre máscaras y dientes.

Todas las agujas, ahora, clavadas en el cuello. Cuello ajustado. El sudor quema el pecho, las axilas, las sábanas, los perros y los días enteros. Dentro de los zapatos persiste una piedra azulada. Y persistirá.

Posible visión de la víctima. La víctima gatea hacia el fondo del cuarto. Ella espera a su víctima. Sos vos. Soy yo. La víctima en celo, la víctima dócil, la víctima que se ofrece y moja sus labios en mieles sombrías. La belleza de quien ejercerá el deseo, el réquiem del cuerpo primario. La víctima. El cuerpo deshecho y pedazos de niebla en la boca. La luna en la garganta.

Leyendo el diario, muy buenos días, entre gente que vuelve y gente que anda, yo soy la gente.


lunes

Cosas que No











No quiero correr más
no quiero darme la cabeza contra aniversarios de cemento
no quiero que esta cosa acá en la garganta toda atragantada como ovillo de chatarra me estrangule
no quiero dormirme al pie de la anestesia
no quiero ninguna cirugía planificada ni no planificada ni de panzas huesos cunas
no quiero verte más
no quiero que mi lengua se fatigue por lamer estupideces
no quiero cumplir años ni leyes que no entiendo
no quiero ver el verde de las plantas creciendo en los espejos
no quiero gente que duerma de cabeza
no quiero gente en mi cabeza
no quiero gusanos trepándome las piernas ni comadrejas en la boca
no quiero dientes nuevos; quiero un rayo que me parta la mandíbula
no quiero dar batalla para desenamorarme
¿Quién quiere hablar de amor?
No quiero camisas que me ajusten en el cuello cuando pienso en playas rojas
no quiero altos en la ruta que me llenen de nostalgia
no quiero barrios y más barrios soplándome tu nombre
no quiero que cien fuegos me lleven hasta el fondo de tus ojos
no quiero ver las fotos ni los libros en las nubes
no quiero la ignominia de haber sido el que abandona; quiero piel para rascarme
no quiero fuentes, mármoles, panteones ni obeliscos; tampoco cifras que me expliquen el porqué
no quiero doler más
no quiero las canciones atropellándose en mi boca como restos de tu pelo
no quiero dormir en la falda de estas noches pornográficas
no quiero jabones de turismo ni pulgas en la sábana; quiero alguien que lustre mis costillas
no quiero un café que no venga con tus labios
no quiero otro horizonte
no quiero sufrir la impúdica venganza de los débiles
no quiero que soles de aeropuerto me quemen la tristeza
no quiero el fin del mundo
no quiero que en los trenes me acompañe la fricción de tus rodillas
no quiero saber cuántas manos te desgarran la bombacha
no quiero que el verano huela a micros y a sandía
no quiero usar anteojos ni quedarme a ver los créditos
no quiero luz de luna entre las cejas
no quiero ordenar muebles ni pasear por cementerios. Prefiero la sangre bañándome los dedos
no quiero que me cuenten más un chiste
no quiero besos muertos nadándome en la panza
no quiero vestirme como un perro para después morir desnudo
no quiero ser la bestia.


Dorian















A todo o nada,
tu apuesta siempre fue definitiva.

Sin mirar atrás,
forjaste alas de carne y devoraste:

el sexo del insomnio,
la sangre del verano,
la fauna de los rostros,
el destello de los ojos que te han visto;

y así devino,
flores rotas marchitaron tu mirada.

Sólo palpita,
la ampliación de tu pelo entre la piedra,
la máscara que ocultó todos los nombres,
la luz que hoy se agota en bocas ciegas.

A todo o nada,
tu apuesta siempre fue definitiva.

Sin pedir perdón,
quebraste tu sonrisa en el espejo.

Lágrimas de vidrio y un día que es de perros.

Tu cuerpo se fragmenta en miles de arcoíris;
jamás sabré quién eres.


miércoles

Deportes Extremos














Voy a ver si funciona la consistencia del suelo
y me sentaré aquí tranquilo, o no, a comprobar que aún existo;
recorreré mi anverso y reverso, el sodio, las propiedades del calcio
y encenderé un cigarrillo bajo el calor de un estruendo,
de una pulsión por lo roto en el agua, por la luz del martillo;
beberé de la boca de un cuadro, me colgaré de las fotos,
querré, de pronto, investigar los espejos, disfrazarme de otro;
más tarde, compraré un velador para no dormir solo,
escupiré pensamientos marchitos desde el balcón de la noche,
hacia edificios desiertos, sobre monumentos de carne,
y si la cuerda no cede, confrontaré la extensión de la sombra
para poblarme de gente diminuta y violeta, destapar los oídos,
escuchar el tenor de sus chismes, de sus caídos en guerra,
trabajar por la causa y hacer un té con sus lágrimas,
alzar las banderas de planetas en jaque, redactar villancicos
y elevarles un tótem de ropa sucia y almendras.
Practicaré bungee jumping, no saldré de cuanto sueño me invoque,
procederé con sutiles maniobras a volar por lo bajo,
a indagar las entrañas, bucear basurales y viaductos de invierno;
y si queda algún tiempo, si es que sobran las horas,
respiraré hondo y despacio para intentar recordarte.

jueves

Limbo















Dormir;
no soñar, sólo dormir.
Al pie del precipicio, más allá del sol de ayer.

Dormir;
no soñar, sólo dormir.
Al ritmo de las olas, bajo el eco de un orgasmo.

No sabré nombrar las piedras,
ni las caras que dibujan estos nombres.
Sólo reconoceré el silencio ahogándome las venas.

Y así dormir;
no soñar, sólo dormir.
Ser vano como un árbol; una lágrima de infancia.



lunes

Mártires


La verdad velada,
y la quimera a pleno día.

Los ojos que más han conmovido,
– dulce flor de noche, ave de rapiña –

La sutil maniobra,
y una astilla en cada sexo.

Los ojos que más han conmovido,
– risa de otro mundo, muerta luz de otoño –

La verdad velada, mártires de fábula.


martes

Inurbano


Y así caen las horas
De una en mil
 golpeando
 cayendo

grieta del sueño sobre el cemento
el esclavo del recto contexto
                        luz derramada sobre el cristal, el planeta desierto
baila un niño alrededor

Sin luz pero en partes iguales
hasta el fin de los átomos
del siglo de orquídeas, y con perfume de mármol
que aún suspira mis labios

Parado en la esquina
                        coagulado
                                    intoxicado de frío y de ocaso; sin furia en las venas
desnudo alimentándome de piedra

No hay colectivos (ni bandadas de pájaros que crucen el páramo)
            No hay manos sagradas
                        No hay hogar, dulce hogar
                                    Y van cayendo
                                                golpeando
los dedos, un lazo
los nervios
            la emboscada

La tarde que late en los huesos de ayer.



Nuestros Nombres



A veces pienso que lo de aquí no importa.
Se oculta en un susurro al sol,
se funde en un rincón de invierno.

Las palabras son como tornillos de papel.
Se pierden mudas en el viento,
se ajustan al dolor que punza en el silencio.

A veces pienso que lo de aquí no importa.
Que pronto estaremos al revés,
y nos descubriremos hartos de alegría.

A veces sueño que develo nuestros nombres;
de luz sin rostro, a la deriva.
Tallados en la piedra que tropieza en el camino.

lunes

Loco



Y me volví loco
Loco y lo digo sin tapujo
Loco como un trompo al infinito
como un barco borracho en un pantano 
como un torero manco al ritmo de la sangre
como un sábado furioso de ranas en las patas
Loco por completo
desde el pelo hasta la punta del meñique
loco entre los dientes, en el hígado y las sienes
loco por el piso, por el aire; un florero ahogado entre las flores
Sí, loco
de castillos en la arena
de ensalada en la conciencia - de culpa en el espejo
de remate, de manuales, de un loco en laberintos
No es ninguna novedad, mis palabras encarcelan
las del otro hacen un pozo
la noche está al caer
y estoy hablando solo...


miércoles

Aquel cuerpo


                                                  

Luz que se disipa en mí, ten piedad

Soy un recipiente de níquel
vacío hasta el fondo del mundo
esclavo del sueño de un tonto

Este cuerpo me habita, y el otro
De médula en éxtasis
de arañas cobardes y vasijas ociosas

Luz que se disipa en mí, enciende de nuevo

Enciende polleras y nombres
planetas desechos y palabras mutantes

¡Protopausia, paratiempo, metachoque!

Este cuerpo me habita, y el otro
que desconozco
que ignoro su azar y bandera
Aquel cuerpo es secreto; una tierra extranjera


jueves

Verano














Verano,
luz de carne sobre tu piel sumisa.
Es el sol,
es el sol,
que es un hombre
y que es el sol,
que es el júbilo de tu boca en mariposa.
Y más verano,
de planeta adolescente y de sonrisa;
en flor violenta que amanece
sobre tu vientre como un tajo en el ocaso.
En secreto,
aúllan goces de batalla,
gimen bestias en los muslos,
un golpe mudo que suspira,
el castigo merecido.
Así es, verano – justo a tiempo.
ya deslumbra el moretón de madrugada.

viernes

Alegría













Debajo de mis pies,
energía que acelera y cafeína de neón….
Quiero una sonrisa,
una tuya y una mía;
quiero que me amen,
regocijo y aspirina.
Sale el sol, se abren puertas,
sólo hay luz en los espejos.
Debajo de la mesa, de la silla,
acá en Marte y a la vuelta,
suenan timbres, besos rojos,
baterías y endorfinas.
Todo es amplio, todo es ancho,
las montañas son gigantes
y los globos vuelan alto.
Bienvenidos son tus ojos,
son los míos,
desde aquí la sangre tiembla,
alegría,
por un día,
brillan bosques y ciudades.
Sale el sol, se abren puertas,
ofrezcamos reverencias.

El juego




No tiene fin, no empieza,
y no tiene fin.
El juego, tu juego,
el círculo en la sala de espera.
Y no puedo más,
quiero más, un poco más,
morder el sol y gritar.
Hundirme en tus ojos,
saltar, no llegar,
imaginar una guerra,
y morir.
Porque no tiene fin,
no empieza,
y no tiene fin.
El juego, tu juego,
el sexo infinito y la luz del dolor.
Y no puedo más,
quiero más, un poco más;
el beso de Dios,
llorar como un perro y correr
hacia atrás.