Y así caen las horas
De una en mil
golpeando
cayendo
grieta del sueño sobre el cemento
el esclavo del recto contexto
luz
derramada sobre el cristal, el planeta desierto
baila un niño alrededor
Sin luz pero en partes iguales
hasta el fin de los átomos
del siglo
de orquídeas, y con perfume de mármol
que aún suspira mis labios
Parado en la esquina
coagulado
intoxicado
de frío y de ocaso; sin furia en las venas
desnudo alimentándome de piedra
No hay colectivos (ni bandadas de pájaros que
crucen el páramo)
No
hay manos sagradas
No
hay hogar, dulce hogar
Y van cayendo
golpeando
los dedos, un lazo
los nervios
la
emboscada
La tarde que late en los huesos de ayer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario