lunes

Dorian















A todo o nada,
tu apuesta siempre fue definitiva.

Sin mirar atrás,
forjaste alas de carne y devoraste:

el sexo del insomnio,
la sangre del verano,
la fauna de los rostros,
el destello de los ojos que te han visto;

y así devino,
flores rotas marchitaron tu mirada.

Sólo palpita,
la ampliación de tu pelo entre la piedra,
la máscara que ocultó todos los nombres,
la luz que hoy se agota en bocas ciegas.

A todo o nada,
tu apuesta siempre fue definitiva.

Sin pedir perdón,
quebraste tu sonrisa en el espejo.

Lágrimas de vidrio y un día que es de perros.

Tu cuerpo se fragmenta en miles de arcoíris;
jamás sabré quién eres.


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