lunes

Dorian















A todo o nada,
tu apuesta siempre fue definitiva.

Sin mirar atrás,
forjaste alas de carne y devoraste:

el sexo del insomnio,
la sangre del verano,
la fauna de los rostros,
el destello de los ojos que te han visto;

y así devino,
flores rotas marchitaron tu mirada.

Sólo palpita,
la ampliación de tu pelo entre la piedra,
la máscara que ocultó todos los nombres,
la luz que hoy se agota en bocas ciegas.

A todo o nada,
tu apuesta siempre fue definitiva.

Sin pedir perdón,
quebraste tu sonrisa en el espejo.

Lágrimas de vidrio y un día que es de perros.

Tu cuerpo se fragmenta en miles de arcoíris;
jamás sabré quién eres.


miércoles

Deportes Extremos














Voy a ver si funciona la consistencia del suelo
y me sentaré aquí tranquilo, o no, a comprobar que aún existo;
recorreré mi anverso y reverso, el sodio, las propiedades del calcio
y encenderé un cigarrillo bajo el calor de un estruendo,
de una pulsión por lo roto en el agua, por la luz del martillo;
beberé de la boca de un cuadro, me colgaré de las fotos,
querré, de pronto, investigar los espejos, disfrazarme de otro;
más tarde, compraré un velador para no dormir solo,
escupiré pensamientos marchitos desde el balcón de la noche,
hacia edificios desiertos, sobre monumentos de carne,
y si la cuerda no cede, confrontaré la extensión de la sombra
para poblarme de gente diminuta y violeta, destapar los oídos,
escuchar el tenor de sus chismes, de sus caídos en guerra,
trabajar por la causa y hacer un té con sus lágrimas,
alzar las banderas de planetas en jaque, redactar villancicos
y elevarles un tótem de ropa sucia y almendras.
Practicaré bungee jumping, no saldré de cuanto sueño me invoque,
procederé con sutiles maniobras a volar por lo bajo,
a indagar las entrañas, bucear basurales y viaductos de invierno;
y si queda algún tiempo, si es que sobran las horas,
respiraré hondo y despacio para intentar recordarte.

jueves

Limbo















Dormir;
no soñar, sólo dormir.
Al pie del precipicio, más allá del sol de ayer.

Dormir;
no soñar, sólo dormir.
Al ritmo de las olas, bajo el eco de un orgasmo.

No sabré nombrar las piedras,
ni las caras que dibujan estos nombres.
Sólo reconoceré el silencio ahogándome las venas.

Y así dormir;
no soñar, sólo dormir.
Ser vano como un árbol; una lágrima de infancia.



lunes

Mártires


La verdad velada,
y la quimera a pleno día.

Los ojos que más han conmovido,
– dulce flor de noche, ave de rapiña –

La sutil maniobra,
y una astilla en cada sexo.

Los ojos que más han conmovido,
– risa de otro mundo, muerta luz de otoño –

La verdad velada, mártires de fábula.


martes

Inurbano


Y así caen las horas
De una en mil
 golpeando
 cayendo

grieta del sueño sobre el cemento
el esclavo del recto contexto
                        luz derramada sobre el cristal, el planeta desierto
baila un niño alrededor

Sin luz pero en partes iguales
hasta el fin de los átomos
del siglo de orquídeas, y con perfume de mármol
que aún suspira mis labios

Parado en la esquina
                        coagulado
                                    intoxicado de frío y de ocaso; sin furia en las venas
desnudo alimentándome de piedra

No hay colectivos (ni bandadas de pájaros que crucen el páramo)
            No hay manos sagradas
                        No hay hogar, dulce hogar
                                    Y van cayendo
                                                golpeando
los dedos, un lazo
los nervios
            la emboscada

La tarde que late en los huesos de ayer.