martes

Ayer

Ayer desperté con el sol sobre los ojos
minutos primarios que sumaron calor a la nostalgia

amarilla de las horas también calurosas
mientras todo pasaba como una piedra en el desierto

Fue la cerradura llameante entre hogueras y llaves
poco a poco abriéndose en el día y el aire
la corriente trajo a tiempo los recuerdos de un amor
de un desamor, las brazadas del oxígeno/un antiguo corazón

no pude dormir
pero nadé y crecí en brazos remotos y en carne extraviada
no encontré mi hogar hasta más tarde

allí cuando el sol abandonó las formas
la opacidad vespertina acarició pieles, colores y rincones
pude dar a luz una boca, una sonrisa, una explosión casi en silencio

caer en el súbito descenso de las horas
hacia el estómago de un domingo azul, de una tarde en casa.

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